El llamado y conocido Horario de Verano (o Daylight Saving en inglés) está llegando a su fin. El próximo 2 de noviembre, los relojes de todo el país tendrán que atrasar una hora para entrar en el horario de invierno. Gracias a este cambio, todos nos deleitaremos con una hora más sueño, justo lo contrario de lo que ocurre en primavera, cuando nos quitan una hora de sueño.
Durante estos meses de horario de verano hemos podido disfrutar de un gran ahorro energético debido al aprovechamiento de la luz solar, que dura más. Este método fue instaurado en 1784 cuando a Benjamin Franklin se le ocurrió la idea para ahorrar energía al producirse la primera crisis del petróleo en cuya respuesta algunos países decidieron adelantar sus relojes para poder aprovechar mejor la luz del sol y, por ende, consumir menos electricidad en iluminación. Desde entonces, nadie ha combatido la idea y cada año modificamos nuestros relojes dos veces al año.
Los relojes analógicos y los digitales deberán ser ajustados de forma manual. Sin embargo, los relojes de nuestros smartphones, tablets y computadoras cambiarán de forma automática. Aún así, se recomienda que el sábado, antes de irse a dormir, se atrase una hora los relojes para evitar sorpresas al día siguiente. Recuerda, a las 3 a.m. serán las 2 a.m. En Estados Unidos, el horario de verano comienza el segundo domingo de marzo y comienza el horario de invierno el primer domingo de noviembre.